Cuando se nos olvida que la base es nuestro estilo de vida, y nos llenamos de pastillas

Tenía ganas de escribir sobre este tema desde hace tiempo. Dos conversaciones han sido el detonante para que al final saque un hueco y que aquí me tengas, exponiendo mis reflexiones. Te cuento:

El otro día estaba en la playa, aprovechando los últimos golpes de calor y la “buena” temperatura del agua del Cantábrico. A mi lado, un grupo de 3 chicas hablando sobre el famoso y tan fustigado colesterol. Una de ellas decía que su madre tenía el colesterol total alto, que eso del Danacol nada, y que “con la pastillita todo arreglado”. Comentaba que ya llevaba mucho tiempo tomándola, y que así lo tenía regulado. No pude desarrimar la oreja.  Estos temas me gustan, porque me acercan a la realidad social. Como cuando caigo en un supermercado convencional y observo lo que la gente se lleva a su casa. Entonces me reafirmo en seguir informando sobre esto.

Otra de las conversaciones que me llevó a escribir fue una de esas sobremesas en familia en las que salen temas que enriquecen. Acabamos hablando de la pérdida de los conocimientos culturales ancestrales en pro de los novedosos descubrimientos que avanzan sin tenerlos en cuenta. Al parecer un ganadero le mencionaba a mi suegro que iba a volver a las camas de toxos (tojos) porque las vacas las preferían y crecían más sanas.

¿Por qué nos empeñamos en olvidar lo que ya sabíamos que funcionaba?

Podemos aplicarlo también al campo de la salud y de la medicina. Antes si tenías una gripe o un catarro ya sabías que te tocaba reposar, hacerte unos baños calientes, sudar, tomar unos buenos caldos e infusiones, hidratarte bien. Y tener paciencia. Ahora… Frenadol, Paracetamol, Ibuprofeno, Aquarius y Coca-Cola (hay gente que sigue pensando que estas bebidas deben consumirse en estos casos para estar más hidratado y remineralizado)… Y ya ni hay tiempo para reposar en cama.

Cuando una persona llega a la consulta médica con anemia, malestar intestinal, disfunciones tiroideas, problemas en la piel, inflamación en las articulaciones, etc.  ¿En qué momento NO se le receta algún fármaco? ¿En qué momento se le pregunta por su estilo de vida? ¿En qué momento se le propone comenzar a trabajar desde su base? Sé que estoy generalizando. También sé que suele ser la realidad.

Antes de recetar fármacos, receta un nuevo estilo de vida.

Un estilo de vida saludable debe tener en cuenta: alimentación BIO y local, cambio de los útiles y de las técnicas culinarias, actividad física y manejo de las emociones (mindfulness, meditación, terapeuta,…). Por supuesto, todo ello adecuado al momento vital en el que se encuentre la persona en cuestión.

Estoy segura de que trabajando sobre estas patas de la silla, muchas personas evitarían la ingente cantidad de fármacos que se consumen en la actualidad, con sus consiguientes efectos secundarios.

¿Te imaginas la cantidad de dinero que se ahorraría la Seguridad Social recetando un estilo de vida saludable?

Ojo, no digo que ante determinadas patologías no sea necesario recetar. Me refiero a que antes de medicar o suplementar, se debería evaluar el estilo de vida de la persona, porque considero que es la base. Posiblemente la madre de la chica de la playa podría haber evitado las estatinas (con toda su larga lista de efectos secundarios) si antes se le hubiera evaluado su estilo de vida y se le hubieran propuesto mejoras.

Por otro lado, también estamos siendo partícipes de cómo la Medicina Natural o “Alternativa” (como muchos se empeñan en denominar), se está convirtiendo en paliativa, olvidándose de la base. Y en relación a los suplementos nutricionales, digo lo mismo. La Medicina Natural está cayendo en el mismo error de la convencional: suplementar, suplementar y suplementar. ¿Te has parado a evaluar el estilo de vida de la persona que acude a tu consulta? ¿Escuchas a tu paciente menos de 1 hora durante la primera consulta? ¿Piensas que empleas el tiempo suficiente para evaluar su estilo de vida general? Puede que haya aspectos que deberías replantearte.

Imagen extraída de la web: www.mujeretc.cl

 

Los complementos alimenticios se definen legalmente en Europa como productos alimenticios cuyo fin es complementar la dieta normal. Son fuentes concentradas de nutrientes o de otras sustancias que tienen un efecto nutricional o fisiológico. Se comercializan en forma simple o combinada, dosificada (cápsulas, pastillas, tabletas, píldoras y otras formas similares, bolsitas de polvos, ampollas de líquido, botellas con cuentagotas) y deben tomarse en pequeñas cantidades unitarias.

En el estudio “El mercado de los complementos alimenticios en España” (Santos y Morán, 2016) se recoge un resumen de los principales grupos nutracéuticos, en base a los datos del IMS (International Marketing Service) referidos a 2015. Los nutracéuticos son complementos alimenticios, presentados en una matriz no alimenticia (píldoras, cápsulas, polvo, etc.), que se elaboran a partir de una sustancia natural bioactiva concentrada y que, al ser tomados en dosis superiores a las existentes en los alimentos, proporcionan un mayor efecto favorable sobre la salud.

Tabla y gráfico extraídos del artículo “El mercado de los complementos alimenticios en España” (Santos y Morán, 2015)

Y la pregunta es…:

¿Van estos complementos alimenticios acompañados de pautas nutricionales?

Tanto si hablamos de fármacos como de suplementos nutricionales, tenemos que entender que son “tiritas”, y que en su gran mayoría no tratan la base. No tienen en cuenta el porqué de haber llegado al estado de patología/malestar,…

Reitero que hay casos en los que es necesario suplementar (yo también lo hago, aunque cada vez menos), pero que no se nos vaya la olla. Debemos reeducar a las personas a mejorar su calidad de vida, no a tomar un comprimido, unos polvos o una pastilla. Además, en la gran mayoría de los casos, nunca va a ser igual que su análogo natural real, y puede que ni la absorbas, ni se active o que ni la dosis sea suficiente. No debemos olvidarnos que los compuestos bioactivos van inmersos en una matriz dentro del alimento, y forman un todo.

Pienso que primero debemos abordar correctamente la base, el estilo de vida. Quizá en este abordaje fueran necesarios unos probióticos, unas enzimas digestivas, L-glutamina, cianocobalamina/metilcobalamina, vitamina D, u oligoelementos… para ayudar un poco. Pero no nos olvidemos del pilar básico, de decirle a la persona dónde hay L-glutamina de forma natural, cómo debe masticar y ensalivar, qué alimentos puede fermentar en su propia casa para obtener probióticos (dale recetas o recomiéndale blogs o webs en las que las haya! Aquí te dejamos una receta y otra receta como ejemplo, y puedes imprimirla), o cómo debe tomar el sol de forma saludable. Y si esto no funcionase, entonces se podría pensar en introducir más alternativas nutricionales y, en úuuuuultimo peldaño, en los fármacos.

La enfermedad/trastorno no sucede de la noche a la mañana, y su cura tampoco.

Sé paciente.

Confía.

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