Pan sin gluten al vapor y con calabaza

“Pan”, “sin gluten” y “al vapor” no suelen ir juntos.

Y si te mezclamos “pan” “sin gluten” y “sin levadura” “al vapor” y “con calabaza”. Guau, guau, guauuuuu.

Pues sí, es posible. Y muy pero que muy sanote.

¡Vamos allá con este pan sin gluten ni levadura, al vapor y con calabaza!

Según la Medicina Tradicional China, conocida por ser milenaria, con esta receta podrás volver a tu centro, potenciar o recuperar la simpatía, la autoconfianza, la seguridad, y la conexión contigo mism@.

 

 

Material culinario

Olla de cocción al vapor, libre de tóxicos.

Molde de pan/tarta.

Batidora.

Rallador o Spirali.

1 colador de acero inox.

Tiempo necesario

Previo: 24h de remojo del alforfón, para activarlo.

15 minutos de preparación.

45 minutos de cocción.

Ingredientes BIO

500g de alforfón, dejado a remojo con 24h de antelación.

750g de calabaza, pelada.

30 ml de aceite de oliva, de 1ª presión en frío.

15ml de aceite de coco de 1ª presión en frío.

1 cp de sal marina, no refinada.

Una pizca de pimentón dulce.

Agua de calidad.

Opcional: comino en grano.

NOTA: si eres celíac@ necesitas que tu pan sin gluten lo sea en su totalidad, por lo que recuerda comprar alforfón del que te certifiquen que es libre de gluten.

Cuando se cueza la calabaza, el vapor que esta suelte hará que se eleve la masa en esos puntos, pareciendo que este especial pan sin gluten tuviera levadura.

Procedimiento

Antes de nada, te recomendamos que pongas al fuego la olla al vapor, con agua que llegue hasta la mitad. Así estará ya humeando para cuando metamos nuestro pan.

Lava las semillas de alforfón que previamente habrás dejado a remojo, y tritúralas con la cantidad de agua suficiente hasta que quede una masa pegajosa y maleable.

Por otro lado, ralla la calabaza, añádele la sal y mézclala bien.

En un bol de vidrio, junta la masa de alforfón, con la calabaza rallada (y el posible “jugo” que haya echado) y el aceite, y mezcla bien con las manos o con la ayuda de dos cucharas de madera. Si has optado por añadir semillas de comino, ahora es el momento.

Impregna el molde elegido con el aceite de coco, y vierte la masa que acabas de elaborar. Intenta aplanar bien la superficie. Date cuenta que no subirá, y que la forma que le des será la que tendrá tras su cocción.

Para darle un toque de “horneado” que distraiga a la vista, nosotros le ponemos un poco de pimentón dulce ecológico por encima, espolvoreado. Tras la cocción al vapor parecerá como si estuviera tostado.

Y ahora toca introducir el molde en la cesta de la olla. ¡Cuidado! No te quemes. Ponte una alarma para 45 minutos después sacar tu pan del horno al vapor. Antes de desmoldarlo, deja que enfríe a temperatura ambiente.

Y nada… ¡Así de fácil es!

SIRVE esta delicia de pan sin gluten para desayunar, para tomar a la comida junto a un wok de verduras, una ensalada, una salsa, o junto a un hummus, por ejemplo.

Puedes emplear este pan sin gluten de calabaza tanto en su versión dulce como salada. Si le añades canela, frutos secos y frutas deshidratadas, tendrás su versión dulce; y si le añades comino, cebolla pochadita, y pipas con tamari, por ejemplo, conseguirás su versión salada.

 

NOTA:

Este pan sin gluten ni levadura, hecho al vapor y con calabaza también puedes hacerlo con calabacín o con otras verduras. ¡Deja volar tu imaginación e intuición!

¡Marchando un pan sin gluten de calabaza!

 

¿Por qué estos alimentos?

Es una receta muy fácil con la que conseguir proteína de alto valor biológico, y mucho omega 3 en su forma más biodisponible.

ALFORFÓN

También llamado “trigo sarraceno”, aún no teniendo nada que ver con el trigo porque es un sin gluten. Sentimos profunda pasión por este pseudocereal, y os contaremos el porqué.

No es un cereal, porque no forma parte de las gramíneas. Carece de gluten y es muy digestivo. Personas con problemas intestinales a los que otros cereales sin gluten (arroz, quinoa, mijo, maíz, por ejemplo) les sientan pesados, ni se enteran del paso del alforfón a través de su tubo digestivo. Es muy MUY digestivo.

Podéis encontrarlo en grano o en harina, por lo que permite cocerlo tal cual (como si fuera arroz), o hacer crepes, panes, pastas o bizcochos, si lo molemos.

Se consume en la Bretaña francesa desde hace mucho tiempo, en forma de las famosas “crepes”, y en Rusia se tuesta y se comercializa con el nombre de “kasha”. Bretaña y Rusia tienen algo en común: el frío. Y es que el alforfón es de “naturaleza caliente” (según la MTC), y en serio que calienta el organismo.

Nutricionalmente, es alto en carbohidratos (71,50g/100g) y en proteína completa, con todos los aminoácidos esenciales (13,25g/100g), por lo que sacia y ayuda a regular el apetito.

Fuente de calcio (18 mg/100g), hierro (2,2 mg/100g), magnesio (231 mg/100g), fósforo (347 mg/100g), potasio (460 mg/100g) y zinc (2,4 mg/100g). Niacina a tope (7,02 mg/100g) y folato (30 µg/100g).

Interesante fuente de Omega-3 (78mg/100g) y de Omega-6 (961mg/100g).

Contiene rutina, un flavonoide con efecto antiinflamatorio y antiplaquetario, que puede contribuir al normal funcionamiento de la circulación sanguínea. Y también contiene colina, que ayuda a la regeneración de las membranas celulares, además de ser fundamental para el mantenimiento de estructuras neuronales y cardiovasculares.

Recuerda que, como toda semilla, debes rehidratarlo (12-24 h mínimo) para transformar sus anti-nutrientes en nutrientes para nosotros.

CALABAZA

La calabaza es una hortaliza que pertenece al género de las cucurbitáceas (como el calabacín, el pepino o el melón).

Existen muchos tipos diferentes de calabazas, pero de forma general se puede afirmar que son fuentes maravillosas de carbohidratos de calidad y de provitamina A (5.755 IU).

En relación a los carbohidratos, debemos tener en cuenta que cuando cocinamos la calabaza, estamos incrementando su carga glucémica (promoviendo una mayor entrada de glucosa en sangre, y de una forma más rápida). La forma que tenemos de controlar esto es añadiendo fibra (como la del sarraceno) o grasa (como la del aceite de coco o la del aceite de oliva). Además, también podríamos disminuir su CG con canela o con estevia, por ejemplo.

La vitamina A ayuda a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos, membranas mucosas, y piel. Favorece la buena visión, y en forma de betacarotenos (como la presente en la calabaza) es antioxidante porque protege las células del daño causado por los radicales libres (relacionados con enfermedades crónicas y con procesos del envejecimiento). y también reduce el riesgo de padecer cáncer.

Para una mejor absorción de los carotenoides (provitamina A), es necesario acompañar la calabaza de algún medio lipídico, como aguacate, aceite de oliva o de coco, por ejemplo.

Según la Medicina Tradicional China (MTC), el color naranja y el amarillo forman parte del elemento Tierra, siendo los órganos asociados el bazo y el estómago. Este elemento tiene su máxima expresión una vez terminado el verano, y según esta medicina milenaria, “es una buena época para volver al centro“.

Elemento Tierra equilibrado: simpatía, autoconfianza, seguridad, conexión con uno mismo.

Elemento Tierra desequilibrado: obsesión, preocupación constante, falta de independencia, falta de conexión con uno mismo, poca estabilidad y autoconfianza.

Así que tanto si quieres potenciar las primeras, como disminuir o evitar las segundas… ¡ Color naranja al poder !

ACEITE DE OLIVA

Una verdadera maravilla de alimento. Todo un lujazo poder disponer de aceites de oliva de calidad en España. Pero para poder disfrutar de tal calidad, elige un aceite de oliva virgen extra (AOVE), ecológico y de primera presión en frío (o extraído mediante procesos mecánicos), y presentarse en botella de vidrio opaca, y bien cerrada.

El aceite de oliva es fuente de ácidos grasos omega 9 (72.96 g/100g).

Incrementa las HDL y disminuye las LDL, y junto a su gran riqueza en fitoquímicos (polifenoles y tocoferoles), previene la enfermedad cardiovascular. (Más información en estudio PREDIMED).

COCO

El coco es el fruto de Cocos nucifera, una palmera grande, de 30 metros de altura, más pariente de las gramíneas que de los otros árboles que dan “frutos secos”. Cada año se producen unos 20.000 millones de cocos, principalmente en Filipinas, la India e Indonesia. Y esa es la parte que menos nos gusta, porque todo el coco (y sus derivados) que compres vendrá de la otra parte del planeta. Lo cierto es que su sabor, su versatilidad en la cocina y todos los beneficios que reporta sobre la salud hacen de este alimento una bomba de salud. Puntualmente hacemos la vista gorda en casa y entran cositas como esta.

Del coco se pueden obtener: agua y pulpa, de la que a su vez se puede obtener leche y/o aceite de coco.

Su agua es rica en sodio, potasio y azúcares. Su pulpa es rica en fibra. Y su grasa es totalmente saturada, pero formada por ácidos grasos saturados de cadena media, muy beneficiosos para la salud intestinal. Esta grasa es muy termorresistente, por lo que durante parte del siglo XX, fue el aceite vegetal más importante del mundo. Después se cambió por el aceite de semillas, al que se le creía más saludable al no elevar los niveles de colesterol LDL. Ahora ya se sabe que el aceite de coco eleva el colesterol HDL (y no el LDL), y que los aceites de semillas (girasol, maíz,…) sometidos a altas temperaturas contienen grasas trans que sí se asocian con un incremento de problemas cardiovasculares. Es más, la FDA acaba de prohibir el uso alimentario de estos aceites en EEUU. El mundo al revés.

Dentro de su porción grasa, un 15% son ácido caprílico y ácido láurico, ambos con acción antifúngica muy interesante en caso de candidiasis.

Además, “a diferencia de los ácidos grasos de cadena larga contenidas en las grasas animales, los ácidos grasos de cadena media son lo suficientemente pequeños para entrar en la mitocondria directamente donde luego pueden ser convertidos en energía”, afirma el Dr. Turner del Instituto Garvan de Sydney. Por lo que podría considerarse una ayuda para la pérdida de peso y para las personas hipotiroideas.

Por último, un detalle: su aroma dulce y rico, se debe a derivados de los ácidos grasos saturados, llamados lactonas.

Más recetas con trigo sarraceno:

Crepes sin gluten con cacao y moras

Tartaleta de mandarina y anacardos

 

¡ Gracias por ayudarnos a difundir salud practicando y compartiendo este pan sin gluten al vapor y con calabaza !

 

5 comentarios en “Pan sin gluten al vapor y con calabaza”

  1. Hola Silvia buenas noches

    Te escribo desde Colombia. Me encantaría hacer tu receta pero en mi ciudad es un poco complicado conseguir alforfón. ¿Podrías indicarme por que otro producto lo podría sustituir?

    Agradezco tu atención

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